Es tan difícil volver a Ítaca
Esteban Valentino
Eduardo tiene 12
años y está en la cama de un hospital en una especie de coma. Sufre de una rara
y poco conocida enfermedad –Síndrome de Melas- que lo mantiene aislado del
mundo exterior. El médico le explica a Mónica, la madre de Eduardo, que el
síndrome es una enfermedad hereditaria que en el 98 por ciento de los casos se
transmite de madre a hijo pero ésta es una excepción y ha sido el padre quien
le transmitió la enfermedad a su hijo. Mónica está decidida a no dejar que
Eduardo se marche como lo hizo su marido, Federico, cinco años atrás. Ella se
propone sacar a su hijo de ese lugar en el que está sumergido y traerlo “de
vuelta”. Sabe que su hijo necesita de su ayuda y ella será su guía para ese
trabajoso camino de regreso. Necesita de su voz. Para esto recurrirá a todo lo
que su imaginación y, sobretodo, intuición de madre le sugiera y, entre otras
cosas, se convertirá en una narradora de historias. Pero no de cualquier
historia, sino nada menos que de las aventuras y vicisitudes del viaje de
vuelta de Ulises a su hogar, Ítaca. Así, día a día le contará a su hijo las
diferentes batallas que luchará el héroe para llegar a su patria y a Penélope,
su amada. Al igual que Ulises, cuando regresó a su patria (Ítaca), Eduardo emprende
con trabajo el camino de retorno. El final lo conocemos todos: Ulises llega de
vuelta a su hogar a los brazos de Penélope.
La historia es
narrada por los propios protagonistas, Eduardo y Mónica, por momentos a través
de sus monólogos interiores y por momentos a través de los diálogos que, a
pesar de toda lógica científica, ellos logran mantener.
El libro contiene
tres partes diferenciadas: la historia en sí; una entrevista que Laura Linzuain
le hace al escritor de la obra y, por último, los fragmentos de “La Odisea” que
narran los episodios elegidos por el personaje de Mónica para contarle a su
hijo. Es interesante el recurso intertextual que invita a relacionar y asociar
la historia principal con el clásico, escrito por el dramaturgo griego Homero. Ulises
y Eduardo son mímesis de un viaje que, seguramente, tendrá tornada…
Sebastián Pedrozo
Ilustraciones de:
Cristian Turdera
Páginas: 32
La vida de una
mosca es difícil; muchos riesgos se interponen en su camino: manos y zapatillas
que aplastan cuando uno menos se lo imagina, lenguas largas y pegajosas que
atrapan todo lo que anda por ahí, telarañas y bichos que acechan por doquier.
Por eso la cuestión es: ¿por dónde volar?, ¿cómo sobrevivir? Eso sí, a pesar de
las dificultades, no hay nada como un enorme helado de frutilla, aunque para
conseguirlo haya que atravesar una habitación llena de humanos malhumorados.
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